Los 'piratas alados' del vertedero de Son Reus

Estudi i conservació dels aucells a les Illes Balears
Respon
Avatar de l’usuari
Cambessèdes
Member
Entrades: 50
Membre des de: dl. gen. 07, 2008 4:02 pm
Contacta:

Los 'piratas alados' del vertedero de Son Reus

Entrada Autor: Cambessèdes »

Los 'piratas alados' del vertedero de Son Reus
Biólogos y halconeros combaten la superpoblación de gaviotas para evitar el caos
Medio Ambiente tiene previsto ubicar comederos cuando Son Reus cierre


LOLA SAMPEDRO

PALMA.- Fusil en mano, atraviesa una montaña de basura putrefacta. Las vergüenzas de los mallorquines depositadas en Son Reus fermentan mientras José Santander intenta camuflarse entre tanta inmundicia. Su misión: abatir a los ‘piratas alados’, a las miles de gaviotas que a diario sobrevuelan el vertedero.

Vestido con un mono de trabajo y bajo un caseta forrada con enormes fotografías que emulan la escoria del estercolero, el biólogo espera paciente que las aves bajen la guardia. Son listas. Lo reconocen fácil. Saben que está ahí. Por eso Santander nunca tiene horario fijo ni rutinas. Cambia de coche, de atuendo, de tácticas. Dispara. Todo para prevenir el caos que puede devenir cuando cierre el vertedero. Si no se controlan ¿Qué pasará cuándo ya no tengan toda esa comida fácil?

"La gaviota es un ave muy agresiva. Intentamos minimizar el efecto que puede tener la clausura de Son Reus, porque entonces irán a otros sitios como patios de colegios y carreteras", asegura Santander, que forma parte del proyecto dedicado al estudio y control selectivo de las gaviotas promovido por el Consell de Mallorca, Tirme y la Fundació Natura Parc. Si no se redujera ahora su población, en el futuro aumentarían mucho los ataques a los animales de las granjas y a los invernaderos. No sólo supondrían un peligro para la ciudad, si no también para el campo.

Continua la espera. El fusil aún sin disparar y la bandada de patiamarillas rapiñea la mole de basura que tiene los días contados. Antes de 2010, adiós al vertedero. Ese lugar será una colina verde.

Ya no saben pescar, el hombre les ha sobrealimentado y convertido en omnívoras

¿Nos comerán? "No. Se han cerrado muchos vertederos y que se sepa aún no se han comido a nadie", sonríe. Pero la imaginación vuela y es inevitable pensar en Los Pájaros de Hitchcock. Esos pájaros-asesinos eran cuervos... y gaviotas. "No hay que alarmarse. Eso no ocurrirá nunca. Medio Ambiente tiene previsto ubicar comederos donde se podrán alimentar cuando esto cierre", sostiene consciente de su labor preventiva. Con el tiempo, la población bajará de forma natural al no tener tanto alimento y habrá un reequilibrio natural. Muchas se irán a otros vertederos del Mediterráneo.

Ya no saben pescar. Pero la culpa es del hombre, por sobrealimentarlas. No se tienen que esforzar en buscar su comida. Les hemos convertido en aves omnívoras. Con el daño ya hecho, ahora es el humano el que debe equilibrar la balanza. Pero la tarea es ardua: Santander ha llegado a estar 13 horas esperando para poder abatir: "se tienen que relajar, si no, día de trabajo perdido".

"Soy su depredador y lo saben", cuenta con respeto. Hay jornadas que ha podido capturar hasta 150 , pero otras no consigue ninguna. Desde que empezaron con el control selectivo hace cinco años, han abatido a más de 30.000. Pero los objetivos de este proyecto, uno de los estudios sobre gaviotas más importantes de Europa, van más allá. Santander también se dedica a elaborar censos. Gracias a él, se sabe cuánta población hay, las enfermedades que portan, las rutas de llegada. Datos fundamentales para atajar una plaga.

Tienen sus caprichos y sus costumbres. Saben que en verano hay más comida y muchas se van de "aventura" a la playa a "robar el bocadillo a los turistas". Poca broma. Los pescadores experimentados saben lo peligroso que es meterse en un feudo de gaviotas. Sus ataques son feroces y como buenos piratas no dudan en el atraco violento.

El pastoreo del halcón

El verano, los meses más duros en el vertedero de Son Reus. La temperatura es superior a la media debido a la fermentación y las aves no dan tregua. Pero Santander cuenta con un aliado natural: el halcón. Los 12 halcones que velan por la zona los 365 días del año. Las pastorean. El objetivo es que no se posen sobre los edificios de Can Canut, La Escoria, el Polígono de Ses Veles y el Centre de Tecnologies Ambientals. "Si se pone una, al cabo de pocos minutos ahí ya tienes a miles", cuenta Toni Mas, el halconero mayor.

Antes de que los halcones empezaran a volar, toda la zona estaba llena de heces, sumamente corrosivas. Los tejados de chapa se fundían, el asfalto se escondía bajo los excrementos y el lugar adoptaba un aspecto nauseabundo. Esto supone un gasto económico altísimo. El vuelo de un solo halcón es capaz de ahuyentar a miles de gaviotas. Se van antes de verlo. El instinto les puede.

Mas pasea por el recinto en su furgoneta. Atrás van dos halcones con los ojos tapados. Hermosos y elegantes con ese aire señorial. Su presencia impone y su belleza intimida. Es fácil entender porqué las gaviotas huyen.

La camioneta se detiene. Hay varias gaviotas sobre un edificio y en pocos minutos la bandada va en aumento. Agur aún no sabe que le toca volver a volar. El halconero lo posa sobre su guante de cuero grueso. Los ojos del rapaz permanecen cerrados. Tranquilo. Con un gesto seguro, Toni Mas le devuelve la vista y le invita al vuelo con un aspaviento. Y se alza. Es imposible contar los escasos segundos que tardan las gaviotas en desaparecer. La efectividad del halcón es pasmosa. Mas Silba y Agur vuelve con una presa el doble de grande que ella. Porque Agur es un halcón hembra que pesa menos de un kilo. Por la mañana pesaba exactamente 965 gramos, un dato muy importante para saber si hoy trabajará o no. Si engorda, no sale. Los gramos de más debilitan su vuelo y pueden provocarle una anemia al alcanzar cierta altitud.

Agur y sus compañeros capturan una media diaria de dos o tres ejemplares. A veces ninguno. Pero ese no es su trabajo. Lo suyo es simplemente ahuyentar. En cualquier caso, en estos cinco años han capturado más de 1.300 gaviotas.

Muchas veces salen heridos de la caza. Hace un mes, el pico de una patiamarilla lastimó a Agur. Tuvieron que suturarle un músculo, pero el halcón no titubea al volver a su vuelo. Sin miedo. El instinto de nuevo. La pulsión predadora es superior a la memoria de una herida recién sanada.

La sabiduría de la naturaleza queda clara en la selección de los halcones a la hora de elegir a sus víctimas. Ellos capturan a las gaviotas más débiles, a las enfermas. Ejercen como selectores naturales de la población al eliminar enfermedades.

En el futuro, con el cierre de Son Reus, también jugarán un papel decisivo. Es muy probable que Medio Ambiente les utilice para trasladar las miles de gaviotas a otros vertederos de la costa mediterránea. Volverán a ser los pastores, esta vez para alejarlas de Mallorca.

Agur vuelve a la furgoneta, a descansar del vuelo y el halconero se retira a las casetas de Can Canut donde descansan los halcones. Ahí les cuidan, les alimentan, les limpian. Mientras una manguera rocía el suelo donde viven las rapaces, a pocos kilómetros el biólogo Santander continúa agazapado. Espera aún fusil en mano invisible entre tanta basura. Las gaviotas sobrevuelan en grupo, con harmonía. Algunas de ellas han venido de las zona del sur de Mallorca, donde tienen grandes colonias, de las Islas Malgrats, en Santa Ponça, de la Dragonera y del Puerto de Palma, las principales rutas de llegada. Aunque algunas vienen de lugares más lejanos de la costa del levante español. Se mueven. Van y vuelven del estercolero. Su hora preferida para llegar a Son Reus es al alba, momento que el biólogo suele aprovechar para realizar los censos que tantos datos aportan al estudio.

Desde lejos es como mejor se disfruta de su danza sobre el vertedero, pendientes de atacar a la basura inerte sin saber que es escoria y no alimento. Y en el cielo se distingue perfecta a una pareja de milanas reales y su vuelo majestuoso. Ellas también saldrán perdiendo con el cierre del basurero. Y la diferencia cruel zumba en el sinsentido: la milana está en peligro de extinción.
Fuente
Cambessèdes ::: Plantarum Vasculari Balearicum
Respon